El injerto de pelo es una intervención quirúrgica rápida y muy segura, pero no deja de tratarse de una cirugía, por lo que no solo consta de un postoperatorio sino también de un preoperatorio. Este preoperatorio no depende por entero del cirujano o del equipo médico, ya que no es solo cuestión de preparar al paciente el mismo día de la cirugía, sino que estas medidas comienzan días antes de la operación y son, en parte, responsabilidad del paciente.
Tanto el organismo como el cuero cabelludo han de estar preparados para una intervención de estas características, no solo para garantizar la máxima seguridad de todo el procedimiento, sino también para asegurar que el resultado final es del todo satisfactorio. En este artículo vamos a exponer cuáles son las medidas preoperatorias que ha de tomar el paciente antes de realizar el injerto de pelo y cuáles son los pasos que sigue el equipo médico de cara a la cirugía.
Cómo se realiza el preoperatorio
El cirujano, después de realizar un examen médico previo al paciente, delimitará cuáles son las medidas que han de adoptarse de cara a la intervención. El preoperatorio, no obstante, se puede dividir en dos fases: las responsabilidades del paciente, medidas que ha de tomar por cuenta propia y durante un período de tiempo más prolongado antes de la operación, y las medidas que toma el cirujano minutos antes de ésta.
Preoperatorio por parte del paciente
- En caso de que el paciente esté bajo un tratamiento de Minoxidil, deberá dejar de tomar este fármaco un mínimo de dos semanas antes de la intervención. El Minoxidil funciona gracias a que estimula la circulación sanguínea y facilita que los nutrientes de la sangre lleguen correctamente a los folículos, por lo que podría provocar un sangrado excesivo durante la operación debido a dicha estimulación.
- Deben evitarse los fármacos antiinflamatorios o anticoagulantes, debido precisamente a que pueden dificultar la coagulación de la sangre y, por lo tanto, prolongar el tiempo de sangrado, lo que dificultaría el postoperatorio. No deberían tomarse durante los diez días previos a la operación. En caso, no obstante, de que el paciente se encuentre en un tratamiento médico que precise de esa medicación, deberá informar al cirujano.
- No ingerir suplementos vitamínicos que incluyan vitaminas B o E, entre otras, puesto que éstas diluyen la sangre y pueden dificultar la operación.
- Será preferible que el paciente no corte, rasure o modifique en general el cabello. Esto se ha de pactar con el cirujano antes del día de la cirugía, delimitando el largo idóneo y no modificándolo para conservar las propiedades del cabello por entero y facilitar así la labor del médico.
- Los tres días antes de la operación, el paciente no deberá ingerir bebidas alcohólicas o con cafeína, y no deberá fumar durante las 24 horas previas a la intervención. También es recomendable que beba abundante agua y que coma con normalidad, evitando no obstante los excesos.
El preoperatorio por parte del paciente comienza, en determinados casos, dos semanas antes de la intervención, ya que es preciso abandonar cualquier medicamento que pueda estimular o alterar en cualquier sentido la circulación sanguínea. Aunque el injerto capilar es mínimamente invasivo y el sangrado es muy leve, el efecto de algunos fármacos puede provocar un sangrado mayor, complicando no solo la operación sino también la recuperación posterior.
Preoperatorio por parte del equipo médico
El preoperatorio que tiene lugar en la clínica es bastante breve, ya que el grueso de la operación radica en el injerto capilar en sí mismo. De un tiempo a esta parte se ha comenzado a utilizar en el trasplante de pelo el tratamiento PRP del cuero cabelludo previo. Este tratamiento consiste en la extracción de sangre del propio paciente, que se centrifuga para dividir el plasma rico en plaquetas, y se inyecta a posteriori en el cuero cabelludo. Esto facilitará el que los folículos que van a ser trasplantados se aclimaten mucho más rápido a su nuevo entorno, acelerando en gran medida la recuperación y mejorando los resultados.
El cirujano habrá de delimitar la línea frontal para conocer cuál es el patrón que ha de seguir en el injerto. Esta es la parte más complicada, ya que requiere cierto nivel de artesanía. Esta línea capilar no es una línea recta o sencilla, sino que ha de ser totalmente natural, puesto que suele ser una línea más bien difuminada y desapercibida. Además de dibujar esta línea, también se ha de delimitar las zonas receptoras y las zonas donantes, ubicando estas últimas en el pecho o en la barba en caso de que el cuero cabelludo no pueda aportar los suficientes folículos.
Por último, para que la intervención sea completamente indolora, se ha de anestesiar el cuero cabelludo. Únicamente se adormece la parte en la que va a tener lugar la intervención, de modo que no es necesario dormir al paciente por completo. Éste se mantiene despierto durante toda la operación, pudiendo entretenerse con música, series, películas o leyendo, mientras el equipo médico realiza el trasplante de las unidades foliculares, que puede durar hasta 8 horas.
Cuánto dura el preoperatorio
El preoperatorio, en su cómputo global, puede llegar a ocupar dos semanas, dependiendo de las circunstancias de cada paciente. Si éste no está tomando ningún fármaco que afecte a la sangre y a su circulación, no será necesario que el preoperatorio comience tan pronto, puesto que el objetivo real es que el paciente se encuentre en un estado lo más normal posible y sin efectos de ningún medicamento, de ahí que también se aconseje el cese de aspirinas. El preoperatorio que lleva a cabo el cirujano, no obstante, apenas puede llevar una hora o dos antes de proceder a la intervención en sí misma.
Los cuidados pre y postoperatorios del injerto de pelo son muy sencillos de llevar a cabo. Todo el procedimiento es rápido y seguro, no es necesario realizar ningún sacrificio personal ni vetar necesidades de cara a la operación, y el tiempo de recuperación apenas dura tres días antes de poder volver a tener una rutina normal, si bien los resultados visibles comienzan a notarse a partir del tercer mes.